domingo, 16 de octubre de 2011

Silencio en la sala

    Bienvenidos al “Café de Rick”, soy Humphrey Bogart y quiero aprovechar este espacio para contarles algo verdaderamente importante en torno al maravilloso mundo del cine. Como todos saben yo ya estoy muerto, pero qué importa no tener cuerpo físico cuando existe internet que lo mantiene a uno virtualmente vivo, además, de todos los cafés del mundo habéis elegido el mío.
Como iba diciendo, hace un tiempo fui por curiosidad al cine a ver Casablanca, (en versión española se sobreentiende) no vayan a pensar que fue por puro hedonismo siendo yo el protagonista del film, nada más allá de la realidad. El caso es que lo primero que me sorprendió no fue oírme a mí mismo hablando con la voz de otro sino ver cómo tergiversaban el guión cambiando los diálogos. Esto me llevó a preocuparme por saber por qué habían cambiado el guión original y pude vislumbrar que había una fuerte relación entre la censura y la ideología del régimen franquista, lo que me impulsó a dar el siguiente paso y decidí que era necesario hacer una investigación en torno a este tema, ya conocen ustedes mi faceta de avezado detective.

    
    Me marqué una serie de objetivos y caí en la cuenta de que primero necesitaba conocer otros ejemplos de censura, tanto qué se censuraba como porqué se censuraba. Esto me llevó precisamente a conocer uno de los capítulos más apasionantes de la historia del cine, la Censura. Su existencia es tan antigua como el cine mismo y su permanencia sigue hasta el presente, por más que muchos crean que es cosa del pasado. La explicación de su existencia y la defensa de su funcionamiento van más allá de una cuestión moral, ya que el cine es un excelente elemento de propaganda y la censura es una de las principales herramientas que regulan el pensamiento de las masas. En diversos países y en diferentes épocas históricas, la censura jugó un papel importantísimo, mucho más allá del de prohibir la exhibición de películas con temas tabú, sino que también se buscaba y se busca adoctrinar a las masas.
    Planteadas estas primeras ideas, espero os hayan despertado la curiosidad, deseo invitaros a compartir un whisky conmigo y que juntos podamos explorar el oscuro mundo de la censura, pues puedo vislumbrar que este es el comienzo de una gran amistad.


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